Estas pinturas tienen una gran resistencia química y al agua, por lo que no se ven afectadas por la acción de aceites, grasas o disolventes, lo que las convierta además en muy fáciles de limpiar con todo tipo de productos, por muy agresivos que sean.
Estas pinturas se presentan en dos envases: uno que es el que contiene la resina epoxi propiamente dicha y otro con el endurecedor o catalizador. Estos dos componentes interactúan entre ellos y, durante su secado, se produce una reacción química, que evapora el disolvente y hace que la pintura se fije a la perfección.
Su uso más habitual es, tanto en el campo doméstico como en la construcción, la aplicación a distintas superficies, como suelos de hormigón o superficies muy expuestas al deterioro como las de los ambientes industriales o marinos. También para la protección de estructuras de acero, para barcos, parkings, garajes, suelos de fábricas, etc. Gracias a su dureza, aguantan el tránsito constante, ya sea en un domicilio, en una oficina o en un comercio.
Es importante que tanto la preparación como la aplicación de esta pintura se realice según las instrucciones que da el fabricante, para garantizar así su durabilidad, ya que si no se respetan los tiempos, la pintura podría ni fijarse a la perfección sobre el objeto.